Aprendí a no subestimar un Sitio Web
- by
Que si un sitio web logra esto, que puedes lograr aquello, que si no tienes uno estas botando oportunidades...
Cosas que digo tanto, que luego pierden un poco de su sabor.
Hasta que suceden cosas que me recuerdan por qué trabajo haciendo esto y el valor de lo que ofrezco.
Hace unas semanas empecé a trabajar en mi sitio personal, este de donde lees esto.
Una de mis leyes personales dicta que no debo hacer público un sitio antes de "testearlo" y asegurarme de que esté completo.
Una de mis leyes personales dicta que no debo hacer público un sitio antes de "testearlo" y asegurarme de que esté completo.
Pero... en esos momentos de amiguismo y familiaridad, esa ley se me dilató un poco, y pues, se la enseñé a alguien como ejemplo.
Bueno, fueron dos; tres, si contamos a un familiar.
Bueno, fueron dos; tres, si contamos a un familiar.
¡Impactante!, nou, no lo llamaría así.
Mi emoción hablando del sitio y su construcción y de lo que puede lograr, ¡huy! eso sí estaba cargado de emoción; pero la cara de mi interlocutor, bueno, esa no.
Mi emoción hablando del sitio y su construcción y de lo que puede lograr, ¡huy! eso sí estaba cargado de emoción; pero la cara de mi interlocutor, bueno, esa no.
"Está bonito", "está bien, después me enseñas cómo se hace", y por último, el más emocionado, tanto que hasta cansaba, "es genial, eres un hacker, que el pentágono se cuide".
Aquí es cuando el lector piensa que esta es solo otra historia para convencerlo de que deje de subestimar un sitio web, contrate un plan conmigo y sea feliz.
Pues no. Esta es una historia donde yo me recuerdo que no debo subestimar los sitios web que ofrezco.
La historia continúa...
La siguiente semana uno de ellos decidió tomar un plan conmigo, le cree el sitio y la gente se enamoró de su trabajo, muchos de ellas lo conocían desde hace tiempo y no sabían las cosas que podía hacer en remodelación.
Una muestra de cómo quedó el Sitio |
En esa misma secuencia de días, otro, que no hizo gran cara cuando le mostré mi sitio, me pidió cotizaciones para sitios de las empresas de sus amigos. Sí, él no quería un sitio, pero veía muy importante que sus amigos sí lo tuviesen.
Y, además, quién contrató el primer plan conmigo, al hacer pública su página web, enamoró no solo clientes para él, sino para mí. Muchos de los que trabajaban en su área quisieron hacer lo mismo, y sí, conmigo.
Tanto hablo de las ventajas y el impacto de los sitios web en las personas, que a veces me olvido de que todo es muy, muy cierto.
Eso, lo logre con mi página personal en construcción, un sitio incompleto, en unas propuestas sencillas y dirigidas a un público que quizá no era el más objetivo para mi negocio.
Pero funcionó, y sigue haciéndolo.
¡Imagina lo que puedes lograr con tu propio sitio en la web, completo, a tu medida y con una imagen de todo lo que puedes ofrecer!
Da el siguiente paso, deja de imaginarlo y pruébalo por ti mismo, aquí estoy a la orden.
0 comentarios:
Publicar un comentario